miércoles, 31 de agosto de 2011

Capitulo 1: Figuras en el cielo


Salí corriendo a toda velocidad de mi casa recién alquilada, y cogí el primer taxi que pillé, en dirección a las afueras. El taxista no necesitó que le diera ninguna dirección, con decirle que queria ir a donde los extraterranos, fue suficiente.

La extraña nave se disponía a aterrizar en una gran explanada en las afueras de Tareen. Por suerte, yo me encontraba en Tareen, allí fue donde alquilé mi primera casa, cerca de las afueras. Asi que no tarde demasiado en llegar al lugar de contacto.

Pagué al taxista cuando llegamos y me dirigí a aquella explanada, cerca del sector industrial de la ciudad, entre carreteras y grandes edificios de chapa. No me sorprendí al ver los tanques y helicópteros cerca del lugar de contacto.

Estaba a rebosar. Como nunca. Centenas, yo diría miles, de de Terraptors aglomerados en la explanada, que no alcanzaba los trescientos metros de ancho, y menos aún de largo, todos ellos esperando a que llegara aquella nave. La verdad, no entendí como nuestro gobierno eligió un lugar tan concurrido para llevar acabo un  contacto alienígena. Esto no puede acabar bien, pensé. Los Terraptor somos una especie muy agresiva y desconfiada. No me sorprendería que toda esta masa de gente acabe atacando la nave. No han venido a saludar a los extranjeros, me da que sólo vienen a defender su territorio, como los animales salvajes hacen cuando te acercas a un lugar de su propiedad. No atacan, pero vienen a vigilar tus movimientos.


No tardé en desistir de entrar en aquel grueso muro de gente tan apretada, supuse que me tendría que conformar con ver la nave en el cielo al llegar, pero no ver a los alienigenas que saldrían de ella al aterrizar.

Tampoco me molestó demasiado. Nadie podía asegurar que venian con buenas intenciones, es más, pocos aqui creian que fuera a ser así. Si llevar armas fuera legal en Terra, ahí hubiera habido un verdadero ejército de ciudadanos. Por suerte no lo era.

La nave no tardó mucho en aparecer, bajo el sol de mediodia.






Avanzaba mientras descendía lentamente, hacia la explanada donde nos encontrábamos los "espectadores". Todos en silencio, la observamos descender, suficiente ruido hacían ya los motores de la propia nave... aunque para mi sorpresa, vi que no tenia ningún tipo de reactor que la mantuviera suspendida en el aire. Solo los grandes motores traseros.

Eso, era ciertamente muy interesante. No parecía usar ningún sistema de propulsión conocido. Y sus movimientos no eran nada similares a los de un helicoptero o avion conocidos... bueno, más bien era precisamente como si fuera un helicoptero y avion a la vez. Podia moverse en cualquier dirección o ángulo a gran velocidad, pero sin tener que orientar el morro hacia allí.

La nave aterrizó en la zona indicada con vallas de metal, desplegando tres extremidades bajo ella para apoyarse en el suelo. Aún en silencio, todo el mundo la miraba... Aunque en el momento en que aterrizó dejé de ver gran parte de ella. El muro de gente me lo impedía...

Cuando miré al muro frustrado, me percate de algo muy curioso, la gente ya no estaba tan apretada. Se habían separado un poco. Supongo que todo el mundo necesitaba espacio para asombrarse, no me imagino a nadie asombrado mientras no puede moverse del nulo espacio libre que tiene alrededor. Aunque también podían estar haciendo espacio por si tenían que actuar con rapidez... Por mi parte, conseguí adentrarme en aquella aglomeración y entre pequeños empujones y "perdones" me abrí paso hasta la zona de las vallas, donde ya no tenía nadie delante que me impidiera ver el espectáculo.

De la nave no había salido absolutamente nadie, aunque un compuerta bajo la propia nave se había abierto. En quel muro de vallas se encontraba también una especie de "coche oficial", que más bien era un coche blindado con un par de agentes de "seguridad" armados cual soldados, y un representante de los Terraptor, que tenía más cara de militar que diplomático.

Durante un par de minutos no salió nadie de aquella nave, todos los presentes seguíamos esperando, como si supiéramos que ellos tenían que salir de su nave a recibirnos a nosotros, como en todas las películas de alienigenas. Parece que estos, o querían ser la excepción, o tenían otra manera de actuar. O no tenían narices a salir con tanta "seguridad" alrededor. Varios helicópteros sobrevolaban la zona, y no eran precisamente los de las noticias. También varios tanques y otros vehiculos de guerra esperaban entre la multitud alguna señal de peligro para atacar.


Yo si fuera ellos no salía, pensé. Es más, no se como se han dignado a venir aqui en son de paz. ¿A Terra? ¿Paz? Estos no nos conocen... 






Poco a poco me di cuenta de que algo, no sabía exactamente qué, tiraba levemente de mí hacia la nave. No me fue dificil evitar moverme, lo que fuera que tiraba, no tiraba con demasiada fuerza. Pero lo hacía.

Esto me sorprendió sobremanera. ¿Por qué tiraban de mi? ¿Que querrían de mi? Nadie se dio cuenta de lo que me ocurría; a nadie más parecía ocurrirle, ciertamente.

No tardé en ponerme a pensar y sacar conclusiones a mi juicio estúpidas. Nunca me había considerado alguien del todo normal en este mundo, desde muy pequeño me sorprendió la agresividad que reinaba en todos los lugares donde iba o conocía por la televisión. Yo siempre he sido mucho más pacifico que los de mi especie, no he conocido a nadie más así. Así que en ese aspecto me creo especial. No me gusta la violencia al menos no cuando no tiene sentido.

Esa fue la primera excusa que se me ocurrió para dejar de resistirme al tirón y empezar a avanzar hacia la nave. Fui a saltar la valla, cuando me di cuenta de que si me acercaba a la nave esa gente trajeada del coche oficial me iba a detener rápidamente, y de una manera no precisamente amistosa. Demasiado tarde, pensé, ya estaba subido a la valla y haciendo equilibrio para saltar. Pero parece que ellos se me adelantaron. Justo en el momento en que iba a saltar la valla ante el asombro de los Terraptors que me rodeaban, lo que fuera que tiraba de mí, pegó un tirón tal que salí volando a gran velocidad en dirección a la nave. Antes de que los guardias pudieran hacer nada, entré como volando por la compuerta de la nave, asustado como no lo había estado en mi vida.

En cuanto entré, aquella... gravedad que me movía, me detuvo antes de chocarme contra la pared de la pequeña habitación en la que me encontraba, y me dejó en el suelo, de pie. No me era precisamente facil tenerme de pie por mi mismo, de todas formas. Estaba atemorizado como no lo había estado en mi vida.

Aunque no tardé más de un segundo en apresurarme a averiguar en qué lugar me encontraba. La sala era muy pequeña, de poco más de dos metros de lado, y unos tres de alto, casi parecía un armario por dentro, de no ser por la textura de las paredes, que parecían de un plástico grisáceo y lleno de pequeñas lineas oscuras, luces y objetos que no conocía.

Entonces me di cuenta de que podía oir, además de ese pequeño zumbido -que supuse serían los motores de la nave-, los gritos de la gente de fuera. No me extrañó lo más mínimamente, pero sí me preocupó. ¡A partir de ahora solo podían ocurrir cosas malas! No tardarían en oirse disparos, estaba seguro.

De pronto, aquella pequeña sala donde me encontraba, empezó a ascender con suavidad, pero cada vez un poco más rápido. Empecé a oír una voz proveniente de fuera, parecía salida de unos altavoces, pero no pude entender que decía desde ahí dentro.

La sala, o mejor dicho, ascensor, se detuvo con una suavidad que no había visto en ningún otro mecanismo en toda mi vida, y ante mi se abrió una compuerta, que me permitió ver otra sala mucho más grande delante de mí.


Más allá de lo impresionante que era entrar por primera vez en una sala de mandos de una nave alienígena, lo que primero me llamó la atención fue la azul criatura que me esperaba a un par de metros del ascensor.

sábado, 20 de agosto de 2011

Introducción: El Contacto

La Gran Guerra
Libro 1º: La amenaza


Introducción: El Contacto




-¿Seguro que es el momento?
-Lo es. No tardaran en acabar matándose entre ellos, y no podemos permitirlo.




En un punto concreto del inmenso universo, concretamente en el Sistema Galia, una pequeña nave diplomática avanzaba lentamente hacia el planeta Terra.


Eran los representantes de la Federación Dennir, una organización dedicada al comercio entre las diferentes especies que poblaban la galaxia. La Federación aún era joven, no habían pasado más de doscientos años desde su creación. Pero ya contaba con más de veinte especies de diferentes planetas afiliadas a ella, y era bien conocida en esa galaxia.


Cada vez que la Federación Dennir se topaba con una especie nueva, no dudaba en proponerle un trato que pudiera beneficiar a los dos, en la mayoria de los casos ese trato era una sólida alianza.


Aquella especie sería un buen partido para la Federación. Aquellos Terraptor eran una especie muy guerrera, y contaban con buena cantidad de material militar que vender. Justo lo que la Federación necesitaba ahora. Las cosas se estaban poniendo duras en las relaciones con otros organizaciones galácticas.





Cuando la nave estuvo lo suficientemente cerca, los habitantes de aquel planeta fueron capaces de detectar aquella extraña presencia en su territorio espacial. Y en consecuencia, se prepararon para el combate.Sólo como detalle, lanzaron un mensaje de advertencia, cuyo contenido se podría resumir en un "largo de aqui".

Precavidos, los representantes de la Federación se apresuraron en enviar una carta de presentación, en la que detallaban tan bien como podían su oficio, y el objetivo de este contacto. Sabían que esta especie sería reacia a tratar con ellos, los Terraptors se caracterizaban por su gran desconfianza, además de su agresividad. No sería fácil convencerles de pactar nada.


Para alivio de aquellos representantes, los Terraptor respondieron a aquel mensaje con desconfianza, pero no agresividad. En su respuesta permitían la entrada de aquella nave en su espacio aéreo, pero advertían de que los extranjeros fueran cuidadosos. Cualquier acto mínimamente agresivo desencadenaría un ataque de los Terraptor.

Era bastante más de lo que habían esperado, se dijo el capitán Lack. ¿Podía ser que aquel mensaje de paz les hubiera tranquilizado? El Lack lo veia poco probable.

Pero había que aprovechar la oportunidad, y dio las órdenes necesarias para que los pilotos llevaran aquella nave a las capas bajas de la atmósfera de ese planeta.

Arranquemos

Bien, en este blog iré publicando cada cierto tiempo los capítulos reescritos y oficiales de mi historia, la Gran Guerra.

Tendrán mucha más calidad que los que escribí por primera vez! Apuntaos y comprobadlo! Me he asegurado de ello ;)


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